martes, 22 de diciembre de 2009

Sofia Coppola

Cuando a uno no le toca nada en la lotería, se tiene que conformar con pequeños regalos cotidianos, y no hablo de regalos materiales. Un regalo cotidiano puede ser una buena canción, una buena película, un buen sabor, un buen olor...

U2 me regaló "One", Pepu Hernández y sus chicos me regalaron un mundial de baloncesto, Nadal me regaló un Wimbledon un 6 de julio, la Fox me regaló Prison Break, Francis Ford Coppola me regaló la trilogía del Padrino... y así podría continuar todo el día.

El señor Coppola, nacido un 7 de abril (igual que un servidor), también me regaló a su hija... en el buen sentido de la palabra, por supuesto. No pretendo ahora hacer un ejercicio de comparación entre padre e hija, a día de hoy sería una especie de sacrilegio; en el futuro, Dios dirá. Lo que sí pretendo con este post, es agradecer a Sofia Coppola los pequeños regalitos que me ha ido haciendo estos últimos años. Son regalos cotidianos que para muchos pasarían desapercibidos, pero que yo valoro de una forma especial.

Me parece un regalo "Lost in translation", una película en la que aparentemente no pasaba nada pero que me enganchó de principio a fin. A su vez, esta peli me regaló a un Bill Murray sublime y a una Scarlett Johansson a la que se le quedaba pequeña la pantalla del cine. Lo que transmite esta pareja durante los 105 minutos que dura la película es otro regalo.

La canción "More than this" de Roxy Music cobró una nueva dimensión para mí, tras escucharla en la escena del karaoke; y la escena final, con los Jesus and Mary Chain de fondo fue un detalle que me puso la carne de gallina. Me gustaba "Just like honey", pero desde "Lost in Translation", se ha convertido en una canción de culto para mí y me es imposible no asociarla a Bill y Scarlett fundiéndose en un abrazo, mientras él le susurra algo a ella.

Y como último regalo, os dejo este vídeo de "The Chemical Brothers", en el que por supuesto, algo tiene que ver Sofia.

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