miércoles, 21 de abril de 2010

Carpe Diem

"Si pudiera vivir nuevamente mi vida, en la próxima trataría de cometer más errores. No intentaría ser tan perfecto, me relajaría más. Sería más tonto de lo que he sido, de hecho, me tomaría muy pocas cosas con seriedad. Sería menos higiénico, correría más riesgos. Haría más viajes, contemplaría más atardeceres, subiría más montañas, nadaría más ríos. Iría a lugares donde nunca he ido. Tendría más problemas reales y menos imaginarios (...) Todo esto haría si tuviera otra vez la vida por delante. Pero, ya ven, tengo 85 años y sé que me estoy muriendo."

Jorge Luis Borges.

lunes, 19 de abril de 2010

Ejercicio de optimismo (II)

No tenía previsto escribir tan pronto una segunda parte del post anterior, pero la vida es así de caprichosa.

Hace poco fue el cumpleaños de mi padre y los hijos le regalamos un fin de semana en Barcelona para ver las semifinales del torneo de tenis Conde de Godó. Se trata de un campeonato con mucha solera en el mundo del tenis de nuestro país, de hecho es el torneo más antiguo. El cartel para este año se presentaba muy atractivo, con jugadores del nivel de Nadal, Del Potro y Davydenko. Lamentablemente, tanto el argentino como el ruso causaron baja a última hora por culpa de unas inoportunas lesiones. Era una mala noticia, pero por lo menos venía el gran Nadal.

Ayer Rafa ganó sin problemas a Verdasco en la final de Montecarlo y al finalizar el partido, ya adelantaron en televisión que la presencia de Nadal en el Conde Godó no estaba asegurada. Esta tarde se han cumplido los peores pronósticos y finalmente, tanto mi padre como sus hijos, nos quedaremos sin ver el próximo fin de semana a Rafael Nadal en Barcelona.

Se trata de una mala noticia, no es un drama, pero jode. Ahora mismo, lo más fácil sería caer en la sombra del pesimismo y sentirme desilusionado por la mala fortuna que hemos tenido. Las entradas las compramos hace más de un mes y nos hacía especial ilusión ver sobre la tierra batida del Club de Tenis de Barcelona al mejor del mundo en esa superficie, pero no va a poder ser. ¿Cómo afrontar este mal momento cotidiano? Con optimismo, faltaría más después del post que escribí ayer...

En estos momentos no me costaría ningún esfuerzo maldecir mi suerte y sacar todo tipo de argumentos negativos que minaran mi moral; pero lo que voy a hacer es todo lo contrario. Mi intención es llevar a cabo un improvisado ejercicio de optimismo, ahí va:

- Menos mal que no viene Nadal, así el torneo va a estar mucho más reñido y es una verdadera incógnita quién puede ser el vencedor.

- Nosotros tenemos entradas para ver las 2 semifinales. En un principio estaba claro que en una de ellas iba a estar Rafa, y si lo piensas bien, ese partido iba ser muy fácil para el manacorí por lo que duraría poco y tendríamos menos tenis para ver. En la final de Montecarlo, Nadal ganó 6-0/6-1 a Verdasco.

- A Rafa ya le vimos en el Master 1.000 de Madrid hace unos años, así que tampoco pasa nada.

- A pesar de las ausencias, participan jugadores buenísimos: Verdasco, Soderling, Tsonga, Ferrer, Berdych, Ferrero...

- Lo importante del viaje es el momento tan bueno que va a pasar un padre y sus hijos. ¡Qué mejor regalo de cumpleaños que un fin de semana de tenis en familia!

- De Pamplona a Barcelona vamos en coche... imagina si tuviéramos que ir en avión, con todo el follón que se ha levantado con la ceniza de Islandia.

Como veis, quien no se consuela es porque no quiere. Por cierto, se admiten todo tipo de comentarios optimistas para este post; serán muy bien recibidos.

domingo, 18 de abril de 2010

Ejercicio de optimismo (I)

La vida es muy variable, constantes idas y venidas, subidones y bajones... Tendencias (positivas y negativas), manías, rutinas, hábitos (buenos y malos), costumbres; muchos aspectos, al fin y al cabo, que influyen en nuestro estado de ánimo. Cuando estás en lo más alto desearías que durara para siempre, e incluso, tener la capacidad de guardar esa sensación en un disco duro, para copiarla y pegarla a tu antojo. En cambio, cuando no estás en tu mejor momento, es difícil encontrar el botón "reset" para eliminar ese momento de bajón, pudiendo dejar importantes secuelas en caso de no salir a tiempo.

¿De qué depende el optimismo y el pesimismo? Yo creo que influye mucho la actitud de cada uno ante la vida, de hecho, ante una misma situación, será muy diferente la reacción de cada persona, dependiendo de cómo lo perciba cada uno. Por ejemplo, hablar en público puede ser la mayor de las pesadillas para el sujeto A, en cambio, el sujeto B lo puede ver como la gran oportunidad para lucirse como un brillante orador delante del público presente.

No quiero jugar a ser Rojas Marcos analizando el concepto de la felicidad, pero sí que usaré este post como un ejercicio para demostrarme a mí mismo que es posible trabajar el optimismo. No mencionaré ahora alguno de los típicos proverbios chinos que me vienen a la cabeza, relacionados con este tema; lo que sí haré es escribir 3 momentos muy cotidianos que para mí suponen una importante fuente de optimismo y bienestar. Intentaré repetir este post cada "x" tiempo, para así ir recolectando esos momentos que me hacen sentir bien y poder consultarlos en futuros momentos de pesimismo. Bueno, ahora empiezo... aviso que va a ser un ejercicio de optimismo e improvisación:

1) Acabo de jugar un partido de tenis, estoy cansadísimo, las gotas de sudor caen por mi frente y siento ese agradable dolor en mis piernas causado por el esfuerzo que exige el correr de un lado a otro de la pista. No he ganado el Roland Garros, pero estoy feliz porque lo he dado todo y ahora me espera una maravillosa ducha. Esa sensación es indescriptible; selecciono una buenas canciones en el mp3 y lo conecto al altavoz para poder escucharlo mientras el agua me refresca. Tras la ducha, uno se siente bien, fresco y relajado. Notas los músculos un poco cargados, pero te gusta esa sensación, una sensación de paz y bienestar invade tu cuerpo... no hay nada como la ducha tras el deporte, sin olvidarme de lo bien que dormiré esa noche.

2) Una cena en buena compañía, con la gente con la que te apetece estar en ese momento. La comida excelente, no estás lleno pero tampoco necesitar comer más. Has bebido lo justo para estar contento e ingenioso; ahora llega el momento de una buena copa y un puro. No hay prisa, mañana no hay que trabajar y comienzas el protocolo del puro. Lo cortas, lo calientas y lo enciendes... llega la primera calada, acompañada a continuación de un buen Gin Tonic con limón exprimido. La copa en cuestión no está muy cargada de ginebra, y el primer sorbo te refresca tras la primera calada del habano. Te entretienes con el humo, mientras escuchas y participas en una agradable conversación... sólo puedes sonreir.

3) Estás en el concierto de un grupo del que te sabes casi todas las letras, y si no, las tarareas como si así fuera. Ni te acuerdas de los empujones de la multitud, que al igual que tú, no para de bailar y saltar siguiendo los acordes de la canción. Llega el momento de tu canción preferida y desearías que ese momento no se acabara nunca, lo saboreas, consciente de los 5 minutos de duración del mismo. Parece que todo se ha acabado, que el concierto llegó a su fin, pero no... todavía quedan los bises y tocan esas canciones de varios discos atrás que te ponen la carne de gallina. Te abrazas al colega de turno que tienes a tu derecha y haces lo propio con el que tienes a la izquierda... es un orgasmo musical.

TO BE CONTINUED...

lunes, 12 de abril de 2010

Dar la mano

Yo soy "muy de dar la mano", lo admito y no lo puede evitar. Es una costumbre que tengo desde hace unos cuantos años, no sé exactamente cuando empecé a hacerlo, quizás en mi primer trabajo de cara al público. El caso es que ahora ya se ha convertido en algo habitual para mí en cantidad de situaciones cotidianas.

En mi trabajo lo hago todos los días... tanto para recibir a clientes como para despedirlos. No lo he calculado, pero puede que estreche la mano unas 20 veces al día tranquilamante. Todo tipo de manos; grandes y pequeñas, fuertes y delicadas, asperas y sudadas, con 5 dedos y con alguno menos, limpias y sucias... Y luego están los que, da igual el tipo de mano que tengan, te aprietan de tal forma que se te incrusta tu anillo de casado en los huesos de los dedos vecinos. Por no olvidar los que, más que darte la mano, parece que te dan unos espárragos que se derriten al apretarlos.

Pero no sólo en el trabajo doy la mano; tengo la costumbre de dar la mano cuando voy a un concesionario de coches, a una agencia de viajes, a una inmobiliaria... Recuerdo que en los preparativos de mi boda, a mi futura mujer le hacía mucha gracia el hecho de que diera la mano todo el mundo que iba conociendo en el proceso organizativo del evento en cuestión: el realizador del vídeo, la fotógrafa, el cura, la dueña del restaurante...

Mi forma de estrechar la mano es la clásica, mano derecha con los dedos juntos y paralelos al suelo y dos batidas en el aire, arriba y abajo. Sé que hay muchas más variantes, pero no me adapto. Cuando más lo noto últimamente es al finalizar un partido de tenis, ya que el oponente me ofrece su mano de formas tan variadas que me generan cierto desconcierto. Está el que te choca la pala en plan NBA, el que te da la mano con los dedos perpendiculares al suelo a modo de abrazo entre los dedos gordos, el que te da una palmada en la chepa o incluso en el pecho. También está la variante del compañero de equipo, en mi caso, mi pareja de tenis ó padel. Como no soy mucho de "chocar la pala en plan NBA", en los últimos partidos he optado por un discreto leve choque de puños cerrados. Incluso, no descarto el chocar en alguna ocasión las raquetas cuando ya te has cansado de tanto contacto físico.

Seré un anticuado, pero a pesar de las variantes que existen hoy en día, seguiré siendo fiel al estilo clásico de dar la mano, al fin y al cabo es con el que me siento más cómodo. Dejo los estilos más atrevidos para el Príncipe de Bel Air ó el jugador de baloncesto Lebron James (siempre he sido más Larry Bird).

Me voy a jugar a tenis.

viernes, 9 de abril de 2010

Nuestro fotolog

Voy aprovechar estas líneas para hacer publicidad de un blog, más bien un fotolog, que empecé hace un mes. Mi idea original era publicar a diario la foto del día, siempre bajo mi punto de vista, claro está. Esta idea me acabó cansando porque resultaba muy esclavo hacer este trabajo a diario. Cito textualmente el comentario que me escribió Dmitry sobre esta cuestión:

"Ya estamos esclavos de nuestros curros, familias, casas, deportes favoritos :), etc. No hace falta tener otra presión en la vida."

Una vez superada esta primera fase, decidí publicar fotos que simplemente llamaran mi atención, de una forma totalmente libre, sin seguir criterios ni rutinas. Sigo en esta nueva fase, pero quiero añadir un nuevo matiz, razón por la que estoy escribiendo este post.

El otro día, mientras veía fotos en un disco duro extraíble, me topé con unas bellas fotos de la India y Nepal. Su autor, el tenista Iosu, las realizó en un viaje que hizo con su mujer Mila. Aprovechando que ayer jugaba a tenis con él, le pregunté si le importaba que publicara alguna de esas fotos; como su respuesta fue afirmativa, ahora me encuentro ilusionado para explicarte este nuevo matiz del fotolog.

A partir de ahora, me gustaría hacer más abierto el fotolog en cuestión, y la forma de hacerlo será publicando fotos de países que hayas visitado. Si estás interesado en que tu foto aparezca en "Fotos de un nadalista", no tienes más que mandarme la foto a mi correo electrónico, poniendo el país ó ciudad y tu nombre. No sé cómo acabará esto, al igual que el relato encadenado que te planteé el otro día; eso depende de ti.

lunes, 5 de abril de 2010

Licenciatura

No para de llover y el parking del polideportivo está repleto de coches. Tras dar muchas vueltas, por fin conseguimos aparcar y nos dirigimos al acto en el que se celebra la licenciatura de mi hermano y todos sus compañeros. Las gradas del polideportivo están prácticamente llenas, pero hemos conseguido llegar a tiempo.

El acto en sí, no tiene nada de especial, la típica licenciatura pseudo-americana que se viene celebrando en nuestras ciudades en estos últimos tiempos. Ellos bien trajeados salvo alguna excepción y ellas más de lo mismo, versión femenina. A continuación trataré de explicar qué es lo que más me llamó la atención, aparte de darme cuenta que soy un poco más viejo de lo que pensaba.

Empieza el acto, y la primera en hablar es una alumna... según me dijo mi hermano, fue la única voluntaria para leer la introducción del acto... estoy seguro de que llegará lejos. Lo que nos cuenta, nada nuevo, el típico discurso con chistecillos que sólo hacen gacia a sus compañeros y poco más, pero, olé sus cojones, que fue la única que se atrevió a hablar en público, así que le doy un 10.

Tras ella, un profesor elegido por los alumnos. Su discurso es bueno, tanto que llama mi atención porque lo enfoca desde un punto de vista bastante humano, además de didáctico. Pero lo que me sorprende es que los alumnos pasan olímpicamente del pobre profesor y, peor aún, no disimulan... coño! que lo han elegido ellos. El panorama en las gradas no mejora el espectáculo ya que los familiares y amigos no dan ejemplo y no paran de hablar entre ellos, salvo honrosas excepciones. Los alumnos se encuentran sentados en sillas individuales en el parquet del pabellón, correctamente alineados.

Le llega el turno al tercer ponente, creo recordar que el decano. En este caso admito que el speech es un poco más aburrido; aún así, opino que la educación debe sobreponerse al tedio. Pues bien, una alumna con una falda en forma de acordeón se levanta acompañada de otro alumno y se van... ¿al baño? Poco importa... otras dos no paran de hacerse fotos entre ellas, posando con sus mejores sonrisas, mientras el de al lado escribe un sms y los dos de tres filas más adelante no paran de descojonarse (vete a saber tú de qué...). Regresa la chica acordeón acompañada del que se la intentará ligar esa misma noche en la discoteca... aunque yo apostaría más por el que escribe el sms; parece más espabilado.

Llega el momento de la entrega de los diplomas y dos alumnos son los encargados de ir "cantando" los nombres. Aquí llega el momento más americano, porque parece un concurso para ver quién consigue que le griten más desde las gradas cuando le llega su turno. Las chicas van con vestidos espectaculares y muchas de ellas no pueden disimular que lo de "los tacones" no van con ellas. Le toca el turno a una chica de Europa del Este y la pobre tiene que aguantar cómo la que lee su nombre es incapaz de decir correctamente su nombre, y no sólo eso, empieza a descojonarse y al final me quedo sin conocer su nombre... lo único que se entendió, me hizo deducir que era de Rusia o algún otro país vecino. La que se descojonó, ¿adivina quien fue? La chica acordeón (a saber qué hizo en el baño...). La mirada que le echó nuestra amiga rusa a la compañera incapaz de leer su nombre fue más amenazante que la de Clint Eastwood en "El sargento de hierro". Me solidarizo totalmente con Irina Saviskaya ó Elena Volkova... ya nunca lo sabré gracias a su "simpática" compañera.

Todos ya tienen su diploma y sus cabezas ya sólo piensan en el ciego que se van a pillar esa noche, pero aún falta el discurso de clausura. En este caso, le toca hablar a una mujer cuyo cargo ahora no recuerdo... vaya papeleta intervenir ahora. Más de la mitad de los alumnos, no paran de hablar en un tono cada vez más elevado, incluso las gradas dan la espalda a la pobre ponente. La gente se empieza a ir del polideportivo, los bebés lloran, sigue lloviendo fuera... las chicas que tengo a mi lado, no paran de "fichar" a los tíos buenos de la promoción. Creo que deberían eliminar los discursos de clausura en este tipo de actos.

Mi sensación tras el acto fue un poco agridulce; dulce, porque se licenciaba mi hermano... agria, porque me doy cuenta que la gente ya no tiene educación ni respeto por casi nada. Será que se me ha olvidado cómo actuaba yo cuando tenía 10 años menos, o será que me hago viejo... o, ¿estoy madurando?

No estoy seguro, pero en esta licenciatura, aparte de quedarme claro que seguimos con una importante crisis económica (la palabra crisis se repitió más de 20 veces entre todos los discursos), me quedé un pelín preocupado por otro tipo de crisis... ¿de valores quizás? Por cierto, ¿triunfaría el pretendiente de la chica acordeón? Lo dudo.