domingo, 28 de febrero de 2010

Himnos y pulseras

Quién me iba a decir hace unos días, que el viernes por la noche, en una cena de cumpleaños, acabaría cantando el himno de Italia abrazado a 2 colegas...

... y que la noche del sábado, descubriría que una pulsera de goma consigue que sea unos centímetros más flexible.

Es la magia del fin de semana.

NOTA: este post ha sido patrocinado por Hendricks Gin.

martes, 23 de febrero de 2010

MVP

A los buenos aficionados al baloncesto les resultarán familiares estas siglas, cuya traducción al castellano es "jugador más valioso" (most value player). Desconozco si se usan en más deportes, supongo que sí, pero yo siempre lo he asociado al deporte de la canasta y a figuras como Larry Bird, Magic Johnson y Michael Jordan.

Estos días he estado en la Copa del Rey de baloncesto, celebrada en Bilbao, y he podido comprobar que existen diferentes tipos de MVP. Este año, el campeonato en cuestión ha estado un poco descafeinado porque ha habido muy poca emoción y eso siempre resta interés a lo que pasa sobre la cancha. Y cuando tus ojos se van del partido...

En uno de los 7 partidos que me tragué, tenía a un tipo peculiar en una localidad cercana a la mía. La persona en cuestión (con gafas, pelo negro y casposo) no podía soportar el desfile de personas que llegaban tarde al partido porque le impedían el correcto visionado del espectáculo. Yo notaba cómo se iba cargando poco a poco y a medida que pasaba una y otra persona, sus quejas eran cada vez más aireadas. En ese momento me empecé a inventar la "teoría de la acumulación", basada en la premisa de que la mala suerte consiste en estar en el momento inoportuno, en el lugar inadecuado. Si el tipo peculiar llega a tener un arma de fuego, el tardón nº29 hubiera padecido el resultado de esta teoría. Probablemente, el tardón nº24 hubiera tenido la misma culpa que el nº29, pero se habría librado de morir tiroteado. Es más, habría puesto su granito de arena en la acumulación de mala lecha del casposo, la cual se habría desbordado 20 segundos más tarde en forma de disparos sobre el nº29.

Las cheerleaders pasaron desapercibidas hasta que llegó su momento de gloria. No recuerdo qué partido era, ni el día, ni la hora... pero las cheerleaders, aún siendo guapas y esbeltas, habían pasado con más pena que gloria. En ese momento aún no eran conscientes de lo que estaba a punto de pasar; ahí estaban ellas, con sus taconazos sobre la pista, cuando empezó a sonar esa canción tan conocida de Beyoncé. El público, de repente, se puso en pie enfervorizado siguiendo cada uno de los pasos de las bailarinas y el momento cumbre llegó cuando a las cheerleaders se les ocurrió darse la vuelta y menear el trasero a lo Beyoncé... a los 3 segundos tenías a las 15.000 personas que llenaban el estadio gritando MVP, MVP, MVP!!! (coreado en inglés, por supuesto... embipí, embipí, embipí!!!)

Uno de los atractivos de este torneo es que, durante 3 días, comparten pabellón 8 aficiones diferentes, cada una de su padre y de su madre. Catalanes, vascos, madrileños, andaluces y valencianos convivieron como pudieron durante toda la Copa. Los catalanes de Barcelona provocaban a los catalanes de Badalona; los vitorianos a los bilbaínos; los vascos, catalanes y madrileños del Estudiantes a los madrileños del Real Madrid... vamos, aquello era un polvorín. Sólo tenían una cosa en común; cuando su equipo estaba en la cancha y uno de sus jugadores destacaba en el juego sobre los demás, no tardaban en gritar MVP, MVP, MVP!!! para demostrar a todo el mundo que aquel jugador era el que merecía ganar ese premio.

Llegó la gran final, que enfrentaba al Real Madrid contra el Barcelona y las alianzas entre las diferentes aficiones eran una compleja encrucijada. Entra el Rey al pabellón, y los pitidos empiezan a sonar de tal manera que ya ni se le oye al casposo quejarse de los tardones. A continuación, el himno español... y la cosa no mejora. Cerca de mi localidad está Joan Laporta siendo entrevistado por la televisión catalana; cuando se dan cuenta de su presencia, se acercan unos hinchas madridistas a boicotear la entrevista a base de insultos, gritos y alaridos.

Comienza la final; enseguida uno intuye que el partido no tiene color y el Barcelona empieza a marcar su ley de tal manera que para el descanso ya nos hemos quedado sin batalla. Los hinchas del Real Madrid empiezan a recibir las mofas y burlas del resto de aficiones por la paliza que está recibiendo su equipo. En uno de los descansos provocado por los tiempos muertos, unos aficionados son invitados a tirar unos tiros libres en el campo. Se trata de un entretenimiento más para tratar de calmar a las aficiones, al igual que las cheerleaders. En este caso, la gracia está en ver quién mete más tiros libres, llevándose el ganador un premio consistente en una bolsita con artículos de regalo de uno de los patrocinadores del evento. Uno de los participantes, al terminar su sesión de tiros, se acerca a la afición de Vitoria y les dedica todo tipo de gestos provocadores (mano a los huevos, extensión del dedo corazón con su correspondiente corte de manga...). Termina con los vascos y se dirige a los catalanes del Barcelona con bandera madridista en mano, así hasta que es reducido por los miembros de seguridad ante una sonora pitada del público asistente.

El casposo, las cheerleaders y el lanzador de tiros libres representan la otra Copa del Rey. Puede que no sean MVP, o igual sí... o incluso, podrían ser el ANTI-MVP, pero lo que está claro es que representan una realidad, guste o no guste. Podría haber hablado también de los "Saltimbanquis de Bezoya", el speaker de "Orange", el vitoriano fan del Real Madrid, la mujer de Pietrus (jugador francés del equipo de Valencia), el bailarín con síntomas de haberse metido speed, el chapas valenciano de la fila de atrás... en fin, me podría haber extendido más de 3 posts hablando de todos los MVP que descubrí en Bilbao.

Por cierto, el título oficial de MVP se lo llevó el jugador del Barcelona, Fran Vázquez.

viernes, 19 de febrero de 2010

El post anteriormente conocido como "secador".

Hoy tengo ganas de escribir pero me encuentro con una serie de dificultades:

- Estoy en casa de mi abuela y no dispongo de un ordenador para escribir.
- Estas palabras las estoy escribiendo gracias a un i-pod con pantalla táctil, con la dificultad que ello conlleva... me estoy dejando los ojos y la paciencia por culpa de este moderno sistema de escritura.
- Aqui no hay wifi, pero se lo estoy birlando a algún generoso vecino. El problema es que la señal es muy débil, así que tengo que estar continuamente dando al botón "guardar".
- No puedo evitar dejarme alguna tilde por culpa de este incomodo teclado.

Hace unos días he incorporado un nuevo instrumento en mi aseo diario que me evitara mas de un resfriado. Tenía la costumbre de salir a la calle con el pelo mojado ya que solo dedicaba unos breves instantes, tras la ducha, a secarme la cabeza con una toalla. Debido al frío intenso que estamos padeciendo en las ultimas semanas, a uno le da por agudizar el ingenio para esquivar los inoportunos catarros típicos de estas fechas. Os aseguro que el desayunar un zumo de naranja a diario ayuda a conseguir este objetivo, pero el artilugio que acabo de re-descubrir me va a ser de gran ayuda en este cometido. Dicho aparato lo deje olvidado en otra época de mi vida, concretamente en mi infancia, pero estos días he vuelto a acordarme de el.

El peine también forma parte de esa familia de objetos olvidados en mi niñez, ya que me peino con las manos, pero al que quiero dedicar unas líneas ahora, es al secador. Recuerdo de crio como mi madre me secaba la cabeza con aquel infernal aparato... lo odiaba, pero tenía asimilado que era el ritual obligatorio tras el baño. Detestaba ese calor intenso sobre mi cabeza, no soportaba el espantoso ruido que emitía y, para colmo, mi pelo adquiría una forma erizada que no me favorecía mucho precisamente... los niños también teníamos derecho a nuestra pequeña dosis de coquetería.

Sin embargo, el otro día pensé, mientras mi cabeza recibía ese agradable calorcillo, en la cantidad de resfriados que me habría evitado, usando regularmente este útil aparato. Además, supongo que por el evejecimiento de mi cabello, ya no se me queda el pelo tan erizado como en aquellos tiempos. Es lo que tiene el no superar ciertas fobias infantiles, como el asco que me da el huevo cocido, pero eso ya lo explicare en otra ocasión, cuando pueda escribir en condiciones.

NOTA: ha sido el post mas difícil de escrbir desde que abrí este blog... el wifi del vecino se corta cada 2 por 3, odio escribir con una pantalla táctil y no puedo poner tildes (las que aparecen, las ha puesto automáticamente este iPod). Os pido disculpas, porque soy consciente que este post se me ha ido de las manos y ya no recuerdo ni las conclusiones que quería sacar.

martes, 16 de febrero de 2010

Desconexión

Ayer tuve un día gris en el trabajo, uno de esos días en los que, si cometes el error de ir directamente de la oficina a casa, ya no levantas cabeza hasta el día siguiente. Menos mal que ayer no cometí ese error y conseguí algo clave para la salud mental de cualquier trabajador... desconectar.

El trayecto oficina-casa también fue gris, pero mis pensamientos ya empezaban a cambiar de color pensando en la gala de los Goya de la noche anterior. En los últimos años me he hecho un fiel seguidor de esta ceremonia, principalmente por un motivo: me encanta ver las reacciones, discursos y dedicatorias de los premiados. El perfil del agraciado es muy variado y nos podemos encontrar desde el típico chapas con su interminable dircursito, hasta el ultra-nervioso incapaz de soltar 2 frases seguidas con sentido, pasando por el que se ha fumado unos canutos 2 horas antes de la ceremonia y no dice más que gilipolleces... podría hacer una lista interminable de perfiles, pero a mí el que me gusta es el que se emociona como un jodido crío y se olvida de todo lo que tenía preparado decir, pasando a improvisar el discurso con toda naturalidad. Y me gusta porque es sincero y agradecido; me hace envidiar su profesión, porque en ese momento me está transmitiendo que adora lo que hace, no como yo en un día gris. Y es en ese instante cuando me imagino protagonizando o dirigiendo una película, y no sólo eso, me veo recogiendo ese premio y hasta me preocupo por el tipo de discurso que daría...

Una vez finalizado mi trayecto gris, me espera en casa el NBA All-Star Game que he dejado grabando durante la madrugada. La verdad es que este partido me parece cada año más coñazo y sus estrellas de hoy en día son sólo músculo, nada que ver con mis ídolos de la niñez. Aquellas sí que eran estrellas, y sólo el recordar aquellos madrugones que me metía para poder ver en directo a Magic, Bird, Mullin, Jordan y compañía han hecho que la desconexión de la jornada del trabajo empiece a ser una realidad.

Tras ver el partido de Gasol y los musculados saltarines afro-americanos, me toca el plato fuerte del día: partido del ranking de tenis. Durante el transcurso del mismo, ya no hay trabajo que valga, la desconexión es total y lo único que importa en ese momento es dar la vida por cada pelota. El partido se alarga más de lo normal, por lo que llego tarde a clase de tenis, pero soy feliz y en mi mente ya sólo hay una cosa: la victoria que acabo de conseguir. Lo que viene después consiste básicamente en dar unos pelotazos, descojonarme con mis compañeros de clase por cualquier tontería, apuntar el resultado en el tablón de anuncios con mi boli de la suerte, ducharme, cenar, soltar una chapa a mi mujer sobre mi gran victoria y dormir más contento que unas castañuelas... que habría sido de mí con un lunes basado en "trabajar-cenar-dormir"; seguramente este post sería de color gris, o peor aún, ni siquiera lo habría escrito.

jueves, 11 de febrero de 2010

Exclusivo

Sólo 19 personas podrán ser propietarias de estas 19 exclusivas viviendas. ¿Quiere ser usted una de ellas? Así reza un cartel publicitario en el centro de mi ciudad, debidamente decorado con las siluetas anónimas de los 19 futuros propietarios.

Hoy ha nevado, así que el autobús urbano que cojo para ir a mi casa, ha tardado más de la cuenta en llegar a mi parada. Mientras el vehículo hacía su recorrido habitual, más lento de lo normal debido a las inclemencias del clima, me he ido ensimismando poco a poco. Cuando me encontraba enfrascado en alguno de los abundantes pensamientos que me han ido surgiendo durante el trayecto, mi mirada ha ido a parar a ese cartel.

Aunque había sitios libres, iba de pie; me da pereza sentarme para luego levantarme a ceder mi sitio a una persona mayor, así que suelo elegir la verticalidad cuando voy en transporte público. Mi cabeza estaba apoyada en el frío cristal del autobús, y mi vaho lo empañaba. Justo en el momento en el que estaba pensando en cómo la chica de enfrente podía llevar unas manoletinas en un día como hoy, ha sido cuando se me ha ocurrido escribir este post.

Me he imaginado siendo una de esas 19 exclusivas personas, yendo a firmar la compra de una de esas exclusivas viviendas a un exclusivo notario. Amueblaría el piso de una forma exclusiva y todos mis vecinos serían super-exclusivos. En las reuniones convocadas por la comunidad de propietarios, los 19 vecinos nos miraríamos con autosuficiencia y pensaríamos... éste es uno de los míos, es un tío con clase, es un tío exclusivo. Tendríamos mujeres exclusivas, hijos exclusivos que irían a colegios exclusivos y nuestas hijas se quedarían embarazadas a los 19 años por novios super-exclusivos. Hasta compraría el pan en una panadería exclusiva... y lo peor de todo, dejaría de ser nadalista para convertirme en un federerista.

Yo sugeriría a la promotora de esas viviendas, que las 19 siluetas anónimas del cartel, dejaran de serlo a medida que se fueran vendiendo los pisos. Al primer comprador, quizás le daría un poco de vergüenza ver su jeta en el cartel, pero a medida que hubiera más propietarios, ya no se sentiría tan solo. Así hasta completar las 19 ventas... y una vez vendidas, dejaría el cartel durante un mes con las fotos de los 19 propietarios, para que toda Pamplona, perdón, mi ciudad, conociera el rostro de los 19 exclusivos compradores.

He de decir, que la zona es cojonuda y que los pisos serán la leche, pero con un cartel así, se me quitarían las ganas de comprar una de esas viviendas, aunque tuviera el dinero para comprarla, que no lo tengo... será que tengo mentalidad de pobre.

miércoles, 10 de febrero de 2010

Ranking 3 (turno 5º, 2009-2010)

El ranking va avanzando y ya han pasado 5 turnos. Como hago cada 3 semanas, os informo de la evolución de nuestros tenistas:

Iosu: ha ganado un partido (7-3) y ha perdido el otro (5-7), consiguiendo la permanencia en el grupo 18. Una lástima, porque en el segundo partido tuvo una bola para ponerse 6-4 que no pudo aprovechar.

Joaquinito: ha perdido sus dos partidos (5-7 y 4-7). Con las 2 derrotas le correspondía bajar, pero como se ha dado de baja algún jugador, sigue manteniéndose en el grupo 15. Continúa bajo de moral por la derrota con mi padre.

Miguel: ha ganado un partido (7-5) y ha perdido el otro (6-7). Sube al grupo 12 porque se ha producido un triple empate y él tiene la mejor diferencia entre juegos ganados y perdidos. Sigue dando vueltas a su derrota contra el "abuelete" (luego lo explico).

Fernando: he ganado los 2 partidos (7-2 y 7-1), así que subo al grupo 7. Hubo revancha contra el que tenía que haberla, dejándole en 1 solo juego.

En este turno, quiero destacar las declaraciones de Miguel tras su derrota por 7-6 ante un veterano de 70 años. Os escribo literalmente, sólo he obviado los apellidos, el email que me mandó Miguel explicando sus sensaciones tras la derrota; no tiene despercicio:

Ayer se vivió un encuentro épico en la pista nº3 del club. Miguel xxxxxx contra abuelete xxxxxx. Resultado 6-7 a favor de abuelete. Os juro que no puedo entender cómo me puede ganar este señor. Verle tembloroso en los descansos cada 2 juegos con pintas de que le va a estallar la patata y no poder ganarle. Me iba ganando 2-6 y remonté hasta el 6-6. En ese momento se me encogió el brazo y no hice nada. Me ganó 7-4 en el desempate. Qué asco. Menos mal que subo de grupo y no me toca jugar contra él. Es un tipo que no pierde ni una bola. Tienes que hacer tú el tanto y ojo no se la dejes fácil porque te machaca.

La táctica para ganarle es hacerle dejadas para subirlo a la red y lanzarle al cuerpo. No se me ocurre nada mejor. Para mí, este señor es invencible.


Leyendo este tipo de declaraciones, os podéis hacer a la idea de lo "flipaos" que estamos todos, a pesar de superar los 30 tacos. Soy consciente que la blogsfera es mayoritariamente femenina, así que si alguna despistada se deja caer por aquí, probablemente no lo entenderá, pero es lo que hay...

martes, 9 de febrero de 2010

¿Cómo se llama este edificio?

Tras los comentarios del post anterior, tengo una duda existencial... ¿cómo se llama el edificio de la foto? Sólo os puedo dar una pista, está en Boston.

Confío en Dmitry.

domingo, 7 de febrero de 2010

Taza

La taza con la que desayuna una persona todos los días, a mi parecer, dice mucho de su personalidad... al igual que el fondo de escritorio de su ordenador.

¿Cómo es la tuya?

Aquí te dejo la mía (por cierto, un poco deteriorada por meterla tanto al lavavajillas).

martes, 2 de febrero de 2010

Saque

Imagina por un momento el elemento que divide en 2 una pista de tenis. Normalmente consiste en una malla en forma de red sujetada por 2 postes de madera o metal. Ahora te pido que te centres en uno de estos 2 postes, el que está situado a la derecha; si ya lo estás visualizando, puedes continuar leyendo este post.

Ayer por la noche cogí mi coche y cuando me disponía a ascender por la rampa de salida, vi que otro coche tenía la misma intención, pero en sentido contrario. Gracias al útil espejo situado para este tipo de maniobras, pude apreciar la intención del vehículo que venía de la calle, así que retrocedí. No sé cómo me las apaño, pero da igual que yo sea el que quiere salir o entrar, que siempre acabo cediendo el paso al otro. Este caso no fue una excepción y así lo hice, pero al rato sentí un pequeño incendio en mis venas. Dicha subida de temperatura no fue debida a que rozara mi automóvil contra una de las innumerables columnas, o que el otro coche tuviera un ligero impacto contra el mío... no, nada de eso ocurrió.

Lo que realmente me enojó es que el conductor oponente, tras mi amable gesto, fuera incapaz de levantar su mano en señal de gratitud. Es sólo un puto gesto, pero muy importante, ya que me das a entender que te has percatado de mi detalle. En cambio, si no recibo ningún mísero gesto, aunque sea una leve sonrisa ó un pulgar en alto, pues que quieres que te diga... me cagaré, con perdón, en tu p### m####. Pues así ocurrió, me tuve que cagar en la susodicha.

Tras el lamentable suceso, por fin llegué a mi destino, que no era otro que el club donde juego habitualmente a tenis. Mis 3 compañeros y un servidor teníamos clase, pero nuestra profesora habitual no podía quedarse, así que nos presentó al eventual profe que nos enseñaría tenis ese día. Su aspecto no invitaba al optimismo, pero le debíamos una oportunidad ya que era su primer día. Hombre, buena gente parecía, pero pronto nos dimos cuenta que el dinamizar una clase no era su fuerte. No le tendría en cuenta el que me llamara Gerardo en lugar de Fernando, o que sus consejos durante la clase brillaran por su ausencia o que apenas sudáramos en toda la hora... si a cambio conseguía darme algún útil consejo para mejorar mi saque.

Llegó el momento esperado, todos estábamos impacientes porque aún no hemos conocido a nadie que nos dé las claves para mejorar este complicado gesto técnico. La verdad es que la cosa prometía cuando hacía la simulación del saque a cámara lenta. Por fin, cuando se dispuso a coger una pelota de tenis para realizar el gran saque, soltó la siguiente frase:

- A ver qué tal me sale, tened en cuenta que no he calentado...

Esta frase no inspiraba mucha confianza, pero coño, era el profesor e imaginé que lo decía con falsa modestia. La situación era la siguiente: los 4 alumnos con los ojos bien abiertos, deseosos de presenciar un saque estilo "Roddick" y el profesor, raqueta en mano, consciente de la importancia del momento, ya que se jugaba su credibilidad como profesor de tenis ante sus primeros alumnos.

Botó la pelota 2 ó 3 veces, armó su brazo derecho a la vez que lanzaba la bola hacia arriba, tal y como mandan los cánones de este deporte, para buscar un impacto agesivo y ... ¿recuerdas el poste derecho del que te hablé en el primer párrafo? Pues tras impactar previamente la pelota contra el suelo, fue a parar a dicho poste, al derecho, para ser más exactos.

Te puedes imaginar nuestras caras... y la suya.