viernes, 19 de febrero de 2010

El post anteriormente conocido como "secador".

Hoy tengo ganas de escribir pero me encuentro con una serie de dificultades:

- Estoy en casa de mi abuela y no dispongo de un ordenador para escribir.
- Estas palabras las estoy escribiendo gracias a un i-pod con pantalla táctil, con la dificultad que ello conlleva... me estoy dejando los ojos y la paciencia por culpa de este moderno sistema de escritura.
- Aqui no hay wifi, pero se lo estoy birlando a algún generoso vecino. El problema es que la señal es muy débil, así que tengo que estar continuamente dando al botón "guardar".
- No puedo evitar dejarme alguna tilde por culpa de este incomodo teclado.

Hace unos días he incorporado un nuevo instrumento en mi aseo diario que me evitara mas de un resfriado. Tenía la costumbre de salir a la calle con el pelo mojado ya que solo dedicaba unos breves instantes, tras la ducha, a secarme la cabeza con una toalla. Debido al frío intenso que estamos padeciendo en las ultimas semanas, a uno le da por agudizar el ingenio para esquivar los inoportunos catarros típicos de estas fechas. Os aseguro que el desayunar un zumo de naranja a diario ayuda a conseguir este objetivo, pero el artilugio que acabo de re-descubrir me va a ser de gran ayuda en este cometido. Dicho aparato lo deje olvidado en otra época de mi vida, concretamente en mi infancia, pero estos días he vuelto a acordarme de el.

El peine también forma parte de esa familia de objetos olvidados en mi niñez, ya que me peino con las manos, pero al que quiero dedicar unas líneas ahora, es al secador. Recuerdo de crio como mi madre me secaba la cabeza con aquel infernal aparato... lo odiaba, pero tenía asimilado que era el ritual obligatorio tras el baño. Detestaba ese calor intenso sobre mi cabeza, no soportaba el espantoso ruido que emitía y, para colmo, mi pelo adquiría una forma erizada que no me favorecía mucho precisamente... los niños también teníamos derecho a nuestra pequeña dosis de coquetería.

Sin embargo, el otro día pensé, mientras mi cabeza recibía ese agradable calorcillo, en la cantidad de resfriados que me habría evitado, usando regularmente este útil aparato. Además, supongo que por el evejecimiento de mi cabello, ya no se me queda el pelo tan erizado como en aquellos tiempos. Es lo que tiene el no superar ciertas fobias infantiles, como el asco que me da el huevo cocido, pero eso ya lo explicare en otra ocasión, cuando pueda escribir en condiciones.

NOTA: ha sido el post mas difícil de escrbir desde que abrí este blog... el wifi del vecino se corta cada 2 por 3, odio escribir con una pantalla táctil y no puedo poner tildes (las que aparecen, las ha puesto automáticamente este iPod). Os pido disculpas, porque soy consciente que este post se me ha ido de las manos y ya no recuerdo ni las conclusiones que quería sacar.

6 comentarios:

  1. JAjaja... en este caso el fin justifica los medios.

    A mí los secadores me flipan desde siempre, y para todo menos para lo que estan hechos. Todas la mañanas lo conecto antes de meterme en la ducha para caldear el baño, lo he usado para secar ropa, para calentarla antes de vestirme (prueba a “hinchar” un calceto un día de frío cabrón. Eso es gloria para el pinrel. Jajaja) para secar ventanas, para derretir el hielo del congelador y poder limpiarlo, para doblar maderitas de maquetas... incluso, en sitios donde la calefacción era una mierda, meterme en la cama con él un par de minutos y crear un microclima somnoliento increíble. Qué placer. Jajaja. Soy un secadorófilo, y eso que casi nunca me he secado el pelo con él. Qué cosas. Además, el ruido que produce me relaja... misterio al que se llega por la infancia, porque como siempre me bañaba mi madre por la noches, tras un día de trote infernal, ese calorcillo de después del baño me dejaba doblado y con un sueño atroz. Agustito y al sobre. Hasta mañana. Jajajaja...

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  2. Jajaja, jamás hubiera imaginado la cantidad de usos que se le puede dar a un secador... en mi caso, admito que también lo he usado para quitar el vaho del espejo del baño y... en algún momento de emergencia me ha servido para disimular alguna mancha en el pantalón, provocando una escena estilo "Mr Bean" en el WC del restaurante de turno... jejeje

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  3. Voy a gimnasio por las mañanas muy temprano (a las 6) y después de la ducha salgo con pelo muy mojado. Pero por algún razón (creo que es sólo pereza) dejé de usar un secador hace unos anos (además que pierdo mi pelo con mucha rapidez). En cambio mi manera de esquivar resfriados es tomar vitamina C (250 mg) antes de salir de la casa. Sería interesante a sustituir mis vitaminas con placebo a ver si realmente funcionan o el remedio es solo en mi cabeza. Pero que útil es tu post que leyendo comentario de Contenedor Amarillo aprendí tantos muchos usos de secador que nunca supe.

    Y según nuestro idiota Al Gore las temperaturas están aumentando que muy pronto no necesitaremos de secadores de todo jeje.

    Dmitry

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  4. El calentamiento global nos va a matar de frío.

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  5. jajajajaja

    qué bueno fllacar!!!!!!

    Yo no puedo usar un secador para lo que está realmente hecho...snif

    Los usos del contenedor son la leche. Igual me compro uno jajaja

    saludos

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  6. Uffff tras un largo fin de semana de baloncesto en Bilbao (desde el jueves)... apenas me queda batería en el iPod.

    Aprovecho estos últimos instantes para adelantar que la Copa del Rey de baloncesto me ha dado ideas para escribir varios posts...y no de baloncesto. A ver lo que nos depara la final mas futbolera que se puede dar en un campeonato de baloncesto...

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