Todavía me queda la opción de buscar alguna web pirata donde poder ver la final, pero al tener televisión en el dormitorio, se me pegan las sábanas y me quedo tumbado en la cama mientras cambio de canal. Es entonces cuando me paro en TVE, que está retransmitiendo una carrera de motos; se trata del Gran Premio de Malasia y está a punto de comenzar la prueba de GP.
Un poco perezoso, me olvido por un momento del partido de rugby y me quedo viendo la carrera. Al igual que con el rugby, tampoco soy aficionado a las motos, pero hoy me quedo como atontado viendo la carrera. Todo transcurre con normalidad hasta que se produce una caída: el italiano Simoncelli pierde el control de su moto y cae a la carretera, siendo atropellado por otros dos pilotos que venían detrás. Debido al impacto, el casco del italiano sale por los aires.
Bandera roja, la carrera se para, los comentaristas transmiten su preocupación, la realización apenas repite la caída por respeto a los familiares y amigos de Simoncelli que lo puedan estar viendo por televisión. Los minutos pasan, mis corazón se encoge por momentos cuando enfocan a la novia llorando y al padre desesperado; mientras, Simoncelli es atendido en la unidad hospitalaria del circuito.
Siguen pasando los minutos, y mi angustia por la situación sigue aumentando a medida que van enfocando las caras de los otros pilotos, cuyos rostros reflejan la gravedad del asunto. Rossi, siempre alegre y bromista, es amigo de Simoncelli y es uno de los dos pilotos que le han atropellado accidentalemnte; su cara es un poema.
Suspenden definitivamente la carrera, un helicóptero se lleva al italiano y al rato cortan la conexión, despidiéndose los comentaristas con el corazón en un puño. Trato de olvidar lo ocurrido intentando ser optimista y pensando que quizás la cosa quede en un susto. Apago la tele y voy al cuarto donde tengo el ordenador. Busco una web donde ver el partido de rugby, pero no puedo parar de pensar en una persona que no conozco de nada, pero que hoy le siento más cercano que nunca... no puedo evitar pensar en su madre, viendo lo ocurrido por televisión a miles de kilómetros de distancia.
Sigo buscando el partido de rugby por internet, pero mis pensamientos están con el piloto y comienzo a buscar información acerca de su estado de salud...leo de todo...no sé que creer. Ya tengo en la pantalla de mi ordenador a Francia peleando contra Nueva Zelanda por el título mundial; me impresiona cómo se parten la cara de esa forma tan noble en cada acción del partido y pienso que esa es la esencia del deporte...lucha, esfuerzo, nobleza, sacrificio...
Me vuelvo a sumergir en internet en busca de noticias esperanzadoras sobre el estado de salud de Simoncelli, pero tristemente me encuentro con la peor de las noticias; Simoncelli ha muerto.
Me viene a la cabeza otra vez lo que deber ser la esencia del deporte; ahora ya no sé qué pensar. En algunas ocasiones, esa lucha y esfuerzo a la que me refería antes mientras veía el partido de rugby, nos lleva a situaciones límite. En esta ocasión ha sido un accidente, pero no me puedo quitar de la cabeza la cantidad de deportistas con el mismo triste final; ya sea en búsqueda de la ansiada victoria o por la mera superación personal.
Descanse en paz.
Marco Simoncelli (1987-2011)
