El cuarto partido de Copa Davis que enfrentó hace dos días a Fish y Ferrer en tierras norteamericanas fue una auténtica montaña rusa de emociones. Hacía tiempo que no sufría tanto con un partido de tenis; creo que ahí está la grandeza de la Copa Davis, una competición en la que el 128 del mundo puede ganar a un top ten, donde el público cobra especial importancia y puede llevar a un jugador en volandas hacia la victoria, donde se palpa la fuerza que imprime un equipo (qué bonito es ver a jugadores, habitualmente rivales en el circuito, animando a su compañero en cada tanto), donde se siente la presión de representar al tenis de tu país, donde la fuerza mental acapara más importancia que la pericia técnica en los momentos claves del partido...
David fue capaz de sobreponerse a todas la dificultades que se presentan en un partido de Copa Davis, y más jugandose en otro país, para llevarse finalmente la victoria que nos clasifica para las semifinales de este año contra Francia. David Ferrer cada vez me gusta más como tenista y valoro mucho su entrega en todos los partidos. Es cierto que no tiene el físico ideal para estar en el top ten del tenis mundial, pero aún así, gracias a su sacrificio y corazón, este jugador de 1'75m de estatura es el sexto mejor tenista del mundo en la actualidad. Cuando ves jugar a los Djokovic, Nadal, Federer y Murray, tienes la sensación de que ganan sin esfuerzo, que van muy "sobrados". En cambio, ver a Ferru jugar a tenis es más emocionante porque para ganar tiene que dar el 100% de sí mismo, si no quiere que la victoria corra peligro. David no tiene los golpes de los cuatro tenistas antes mencionados, así que lo tiene que compensar a base de piernas, fuerza mental y sufrimiento; quizás esto le haga más cercano y humano, para lo bueno y lo malo, ya que en más de una ocasión le he visto perder los nervios de tal manera que ha llegado a tirar a la basura partidos en los que él era favorito... y por qué? Porque el tener que dar siempre el 100% para conseguir victorias es muy duro y el desgaste que produce pueda llevar a un jugador a situaciones mentales límite.
Mucho se ha hablado de la ausencia de Nadal en esta eliminatoria, pero si hubiera estado Rafa, todo habría sido más aburrido. De vez en cuando merece la pena vivir situaciones límite para disfrutar aún más con este deporte, eso sí, en las semifinales contra Francia me apetece estar tranquilo, así que Rafa, no hagas planes para el 16 de septiembre.
Seguí el partido por El País digital, y la impresión es que le estaba costando sudor y lágrimas. Muy disputados los juegos y muy difícil romper el servicio del rival. ¿Leí que el público intentaba minar la moral del español vociferando algo así como "Rafa ya lo hubiese conseguido"? El público a veces es el mayor enemigo, de ahí que no sólo haya que entrenarse físicamente y en cuanto a técnicas, sino también en esa fortaleza mental que los aisle de los factores externos negativos.
ResponderEliminarY es cierto, Ferrer no responde físicamente al perfil de los cuatro que mencionas, pero es un gran luchador también, sus partidos están llenos de emoción y de empuje, de garra.
Y Si me gusta la Davis es por eso, por verlos a todos celebrando cada punto, animando al compañero... Esos gestos no tienen precio, es la imagen del espíritu de equipo personificado.
Muchas gracias por tu comentario en mi espacio, seguro que es un hasta luego, una no puede pasar mucho tiempo aguantando la respiración jajaja, y escribir es como respirar. Y por supuesto sigo siendo parte de la familia o así me considero. Esa denominación me ha gustado: "Familia bloguera".
Gracias y nos seguiremos leyendo.
Cuanto lamento que no vi el partido. Con mi jodido trabajo no tengo la vida. Pero voy a intentar verlo en diferido.
ResponderEliminarA mi también me gusta Ferrer aunque el único que él y yo tenemos en común es que los dos hablamos español jeje. En serio, cuando vi Ferrer jugar con Nadal – creo que fue en Madrid Open – quise que ganara Ferrer; él merece grandes títulos.
Saludos.